3/3/11

Poesía en primavera

Hai que ir preparando a primavera que se asoma xa ás  pólas das arbores que viven en fronte da nosa biblioteca. E unha boa maneira de se poñer a tono, de estar á altura dos novos tempos casi-primaverales  é lendo e compoñendo poesía. Por esa razón e  para alimentar ás vosas musas, imos traer a este blogue poemas, moitos poemas, poemas a eito, pero con xeito. Moitísimo xeito teñen, por exemplo, estas dúas composicións coas que arranco a temporada primavera verán no que toca á poesía. Localiceinos xa hai uns día  na revista  Imaginaria, e encantáronme. Publicáronse nun libro titulado Efectos secundarios, que vén sendo unha antoloxía poética. Outro libro de poemas, que de momento non lin, pero fareino canto antes, é o de Raúl Vacas titulado De consumir preferentemente. Recomendo e remato: visitade o post de Imaginaria que me serve de fonte porque ademais dos poemas veredes unhas ilustracións preciosas. Como mostra, a que vos copio ao final.

Cansado idioma
Escribes árbol pero no consigues
oír el canto de los pájaros en sus ramas
ni el susurro que le arranca el viento.
Escribes agua pero siguen secas tus manos
y agrietada de sed permanece tu garganta.
Escribes sol pero la noche insiste fuera,
lenta tortuga, cuánto tarda
en resbalar al otro lado del horizonte.
Escribes muerte pero sigues sintiendo
en las sienes el compás del corazón,
rumor de tiempo que avanza o que da vueltas.
Para qué escribir más palabras si el idioma
se cansó y ya no sabe suscitar la lluvia
con la palabra lluvia
ni dar calor con la palabra lumbre.
Juan Bonilla

Posible autorretrato
Yo siempre quise ser una mujer de bien,
ser alguien de provecho, valiente, emprendedora,
mesurada en las fobias, estable en los afectos,
brillante en los estudios, por poner un ejemplo.
Yo siempre quise ser una mujer de bien
y tenerlos a todos felices y contentos,
a mis padres y amigos, a Fulano y Mengano,
a Diestro y a Siniestro…
Pero hay alguien en mí que todo lo estropea,
que tuerce los caminos, equivoca las cosas,
desbarata mis planes, incumple mis promesas.
Alguien que pisa antes que yo sobre mis huellas.
En fin, visto lo visto, ya lo dicen mis padres:
«a este paso, hija mía, no llegarás a nada».
Está bien, os lo debo, lo siento, lo confieso:
aludiendo a un anuncio, no soy como Farala.
Soñadora, insegura, mitómana, algo vaga,
con vocación de hormiga y verano de cigarra,
contradictoria y harta de conciliar extremos
en mi defensa alego
que siempre quise ser una mujer de bien
pero que en su defecto
soy, en el buen sentido de la palabra, mala.
Silvia Ugidos
 Vía: Imaginaria

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