17/3/11

Tres grandes poetas

O suplemento La voz de la escuela, do xornal La Voz de Galicia, recordábanos no seu último número as recomendacións da directora xeral da Unesco, Irina Bokova, a propósito da commemoración do Día Mundial da Poesía. Propón a señora Bokova para o bienio 2010-2011 o estudo de tres grandes poetas: Rabindranath Tagore, Pablo Neruda e Aimé Cesaire, os dous primeiros bastante coñecidos por esta terras, algo menos o último. Magnífica recomendación que intentaremos cumplir ao pé da letra, nunca mellor dito. Na páxina "A media voz", moi recomendable, por certo, temos mostras do xenio poético de Neruda e Tagore. Selecciono desa páxina un precioso poema de cada un deles e cópioo. Deixo para outro post a Aimé Cesaire, que me esixe algo máis traballo de búsqueda de información e selección.



Me dijo bajito: "Amor mío, mírame en los ojos...
Me dijo bajito: "Amor mío, mírame en los ojos.
"Le reñí, agria, y le dije: "Vete." Pero no se fue.
Se vino a mí y me cogía las manos... Yo le dije: "Déjame."
Pero no se fue.

Puso su mejilla en mi oído. Me aparté un poco,
me quedé mirándolo, y le dije: "¿No te da vergüenza?"
Y no se movió. Sus labios rozaron mi mejilla. Me estremecí,
y le dije: "¿Cómo te atreves, di?" Pero no le dio vergüenza.

Me prendió una flor en el pelo. Yo le dije: "¡Es en vano!"
Pero no cedía. Me quitó la guirnalda de mi cuello, y se fue.
Y lloro y lloro, y le pregunto a mi corazón:
"Por qué, por qué no vuelve?"

Rabindranath Tagore


Cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo...

Cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo,
sin reconocer tu mirada, sin mirarte, centaura,
en regiones contrarias, en un mediodía quemante:
eras sólo el aroma de los cereales que amo.

Tal vez te vi, te supuse al pasar levantando una copa
en Angola, a la luz de la luna de Junio,
o eras tú la cintura de aquella guitarra
que toqué en las tinieblas y sonó como el mar desmedido.

Te amé sin que yo lo supiera, y busqué tu memoria.
En las casas vacías entré con linterna a robar tu retrato.
Pero yo ya sabía cómo era. De pronto

mientras ibas conmigo te toqué y se detuvo mi vida:
frente a mis ojos estabas, reinándome, y reinas.
Como hoguera en los bosques el fuego es tu reino.


Pablo Neruda

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